LE SOBRAN VERSOS AL RECUERDO



Ves Instagram, Facebook, carretes, galerías, carpetas de descargas, instantáneas,
y no vuelves a ser tú por un buen tiempo.

Esto pasa con los recuerdos, pasas de la felicidad a la melancolía. De la infalible tristeza a la emoción inconsciente. De la sonrisa al ojo aguado. Del ojo aguado al suspiro de alivio inspirador. 

Es más, no recuerdas el por qué de la foto, pero sí el valor del momento. 

No miren fotos para idealizar, mírenlas para cortejar el recuerdo como
símbolo de placeres pasajeros que vuelven a tu presente alegrarte la 
vida. 

Por ejemplo, siempre lloro cuando veo fotos, sonrío cuando me recuerdan a alguien y me emociono cuando la reminiscencia pesa en el presente. 

Lloro cuándo veo que mi papá me cortaba el cabello como un niño en plenos 90, ese corte hongo que muchos odiábamos y ellos exhiben como acto de tortura. 


Sonrío cuando mi mente recrea un momento de eterna felicidad que tiene nombre y apellido. 


Me emociono viendo como mi célula familiar es inmune al olvido. Como su rol significativo, trasciende para dejar el amor como herencia. 


La máquina del tiempo existe, para mí son las fotografías, tan agraciadas, tan imponentes, tan inmortales. 

Whisky para la siguiente...






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